La educación emocional infantil va estrechamente ligada a la inteligencia emocional. Aunque es un concepto que hemos visto poco hasta comienzos del siglo XXI, no podemos dejar de asociarla al éxito personal y, por tanto, a la buena respuesta académica durante el proceso de enseñanza. Conoce más de esta importante competencia educativa con lo que te exponemos a continuación.
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¿A qué responde la educación emocional?
Como te adelantábamos antes, este concepto va estrechamente relacionado con la inteligencia emocional. Esta aborda la capacidad humana de identificar los propios sentimientos. La finalidad es establecer las mejores decisiones para saltar un obstáculo o superar una circunstancia adversa.
Es preciso que tengas claro la relación de las emociones con el aprendizaje cognitivo, es decir, aquello que adquirimos de nuestro alrededor, ya sea a través de los libros o de la propia experiencia.
Un ejemplo que puede servir para comprender este concepto está en una persona con un alto coeficiente intelectual. Puede tener mucha facilidad para memorizar textos enteros o comprender fórmulas muy complicadas. No obstante, si no puede manejar sus emociones, corre el riesgo de verse anulado ante el estrés.
Pongamos otro supuesto: una persona con coeficiente intelectual estándar y muy hábil controlando sus emociones. Aunque no alcance el saber de un superdotado, al examinar sus virtudes y defectos, tiene la capacidad de elevar sus puntos fuertes para destacar. Así puede lograr ser seleccionado en una oposición o entrevista de empresa, para trabajar en lo que desea.
Ahora, imagínate hasta dónde puede llegar una persona que, además de tener un IQ alto, sabe manejar sus emociones perfectamente. Muchos ejemplos los vemos en la dirección de grandes empresas, muchas de ellas dueñas de las más importantes redes sociales.
Obviamente, no es tan sencillo implantar la educación emocional infantil en las instituciones académicas. Esto se percibe en el incremento del bullying y en el fracaso escolar, que aún presenta índices demasiado elevados. La inseguridad en los estudiantes y su escasa facilidad para enfrentarse a situaciones difíciles es una respuesta inequívoca de un descontrol de sus propias emociones.
El papel de las instituciones es muy importante, pero no del todo crucial. La educación de las emociones debe continuarse en el seno familiar, donde es posible fortalecerlas considerablemente.
¿Cómo es el proceso de enseñanza de la educación emocional infantil?
La UNESCO ya establece la importancia del manejo de las emociones en el entorno escolar. De aquí, los estatutos educativos hacen hincapié en las competencias emocionales como un objetivo a lograr por las mismas instituciones.
Aunque, si analizas realmente lo ejercido por el sistema educativo décadas atrás, puedes comprobar un gran vacío en este aspecto. La enseñanza se centraba en la memorización y resolución de problemas en un papel.
La falta de atención a los sentimientos del estudiante, le provocaba dificultades a la hora de enfrentarse a la realidad. Los problemas laborales y personales se desarrollan a menudo por no haber ahondado a tiempo en uno mismo. Esto es en lo que pretende centrarse la enseñanza actual.
El problema se agravia con la tecnología y la falta de interacción del individuo con el entorno. Las redes sociales sustituyen, en muchos casos, la relación directa entre personas. Este hecho dificulta el aprendizaje emocional.
Poco a poco la enseñanza va introduciendo métodos donde el alumno se ve obligado a tomar decisiones, encontrándose con situaciones y aptitudes nuevas para él. Sistemas como la pedagogía Montessori, centrados en el desarrollo integral del niño, se van implantando lentamente en colegios públicos. Se enseña al menor a relacionarse con el entorno y con el resto de sus compañeros. El objetivo es adquirir naturalmente las competencias sociales, importantes para el control de las emociones.
En las etapas posteriores, siempre con ayuda de expertos en psicología y pedagogía, se alcanza dicho aprendizaje enseñando al estudiante a prevenir estados de estrés, evitando el consumo de drogas y bebidas alcohólicas, además de hacerle ver lo importante que es exteriorizar sus sentimientos.
¿Cuáles son los beneficios en edades tempranas?
Como has podido oír muchas veces, cuanto antes soluciones los problemas, más sencillo será seguir con los objetivos propuestos, es decir, intentando tener una vida normal.
Si se atacan los problemas desde la infancia, atendiendo a las prevenciones, estamos adelantándonos a posibles trastornos durante la adolescencia y la edad adulta. Por eso, comenzar con la educación emocional infantil en el jardín de infancia hará que ganemos mucho tiempo para que el menor obtenga los mejores resultados de manera temprana y pueda tener más posibilidades de éxito en etapas posteriores.
¿Desde qué niveles educativos se imparte la educación emocional?
La inteligencia emocional debe ser impartida desde todos los niveles educativos. Además, esta ha de seguir desarrollándose en el hogar, con la ayuda de los padres o tutores legales.
Lo primero que debemos tener en cuenta es que las emociones deben trabajarse en todos los contextos. No es solo algo exclusivo de las instituciones con el fin de lograr buenos resultados académicos, sino que debe suponer una mejora en todos los ámbitos de la vida.
¿Cuál es el objetivo de esta educación?
El máximo objetivo es alcanzar la inteligencia emocional. Esta engloba muchos beneficios personales, desde una mejora en el nivel académico, hasta la fluidez en las relaciones sociales y la capacidad para superar cualquier problema imprevisto.
Conocer las emociones es tener presentes los defectos y virtudes personales. Tener la capacidad de automotivarse y poder regular los estados anímicos, teniendo conciencia de uno mismo y de sus metas en la vida.
La educación emocional infantil tiene aún mucho por hacer, dada su joven participación en el sistema educativo. La escasa relación con el entorno real, debida a la influencia tecnológica, dificulta el proceso. Por eso, nuestro papel como educadores, padres o familiares es crucial durante todos los periodos de sus vidas.